jueves, 31 de julio de 2008

Chat de Colombia

nuevo planeta




Misterioso Sedna
En los confines del sistema solar, los astrónomos han descubierto un cuerpo misterioso, semejante a un planeta.

Marzo 15, 2004: Investigadores auspiciados por la NASA han descubierto el objeto más distante en la órbita del Sol. Es un misterioso cuerpo tipo planeta, que está tres veces más lejano de la Tierra que Plutón.
"El Sol aparece tan pequeño desde esa distancia que podría ocultársele por completo con la cabeza de un alfiler", dice el Dr. Mike Brown, del Instituto de Tecnología de California (Caltech), en Pasadena, California, profesor de astronomía planetaria y jefe del equipo de investigación. El objeto, llamado Sedna en honor a la diosa Inuit de los océanos, se encuentra a 13 mil millones de kilómetros (8 mil millones de millas) de distancia, en los confines del sistema solar.

Arriba: La interpretación artística nos muestra al recién descubierto objeto tipo-planeta, bautizado como "Sedna", y su relación con otros cuerpos del Sistema Solar, incluidos la Tierra y su Luna, Plutón y Quaoar.
Esta es, probablemente, la primera observación de la hipotética "nube de Oort", un sitio muy distante donde se encuentran pequeños cuerpos helados, y que origina los cometas que cruzan por la Tierra. Otras características notables de Sedna son su tamaño y su color rojizo. Después de Marte, es el segundo objeto más rojo en el sistema solar. Se calcula que Sedna es aproximadamente tres cuartas partes del tamaño de Plutón. Sedna es, sin duda, el objeto más grande encontrado en el sistema solar desde el descubrimiento de Plutón en 1930.
Anótese aquí para recibir nuestro servicio de ENTREGA INMEDIATA DE NOTICIAS CIENTÍFICASBrown, junto con el Dr. Chad Trujillo del Observatorio Gemini, Hawai, y el Dr. David Rabinowitz de la Universidad de Yale en New Haven, Connecticut, descubrieron el objeto tipo-planeta, o planetoide, el 14 de Noviembre del 2003. Los investigadores utilizaron el Telescopio de 48 pulgadas Samuel Oschin en el Observatorio de Caltech en Palomar cerca de San Diego. A los pocos días, telescopios en Chile, España, Arizona y Hawai observaron al objeto. El nuevo Telescopio Espacial Spitzer de la NASA también lo buscó.
Sedna se encuentra extremadamente alejado del Sol, en la región más fría de nuestro sistema solar, donde las temperaturas nunca suben más allá de -240 grados Celsius (-400 grados F). El planetoide es aún más frío porque solo se acerca brevemente al sol durante su órbita solar de 10.500 años. En su máxima distancia, Sedna se encuentra a 130 mil millones de kilómetros (84 mil millones de millas) del Sol, lo cual es 900 veces la distancia de la Tierra al Sol.
Los científicos utilizaron el hecho de que aun el telescopio Spitzer no pudo detectar el calor de un objeto tan extremadamente distante y frío para determinar que debe de tener menos de 1.700 kilómetros (unas 1000 millas) en diámetro, lo cual lo hace menor que Plutón. Combinando los datos disponibles, Brown calculó el tamaño de Sedna en un punto medio entre Plutón y Quaoar, un pequeño planetoide descubierto por el mismo equipo en el 2002.
La órbita elíptica de Sedna no es parecida a nada observado anteriormente por los astrónomos. Se asemeja a las órbitas previstas para objetos que se encuentran en la hipotética nube de Oort -- una reserva lejana de cometas. Pero Sedna está 10 veces más cerca que la distancia pronosticada para la nube de Oort. Brown consideró que esta "nube interna de Oort" podría haberse formado miles de millones de años atrás cuando una estrella perdida pasó por el Sol, arrastrando hacia adentro algunos de los cuerpos tipo cometa.
Arriba: Sedna se encuentra más lejos del Sol que Plutón. Haga clic en la imagen para ver la órbita completa de Sedna.
"La estrella habría estado lo suficientemente cerca para ser más brillante que la luna llena y habría sido visible durante el día en el cielo por 20.000 años", explicó Brown. Peor aún, habría desplazado a cometas más allá en la nube de Oort, conduciendo a una intensa lluvia de cometas que podrían haber hecho desaparecer algunas o todas las formas de vida que existieron en la Tierra en esa época.
Rabinowitz dice que existe evidencia indirecta de que Sedna tenga una luna. Los investigadores esperan comprobar esta posibilidad con el Telescopio Espacial Hubble de la NASA. Trujillo ha comenzado a examinar la superficie del objeto con uno de los más grandes telescopios de infrarrojos en el mundo, el Telescopio Frederick C. Gillett Gemini de 8 metros (26 pies) en Mauna Kea, Hawai. "Aún no entendemos que es lo que hay en la superficie de este cuerpo. No es nada como lo que hubiéramos podido predecir o que podamos explicar", dice.
Derecha: Así se ve Sedna a través del telescopio de 48 pulgadas de Monte Palomar. El objeto tenue llamó la atención de los astrónomos porque se movía, ligeramente, a través del campo de estrellas. [más información]
Sedna se acercará a la Tierra en los años venideros, pero aun en su máximo acercamiento, dentro de unos 72 años, estará muy lejos -- mucho más que Plutón. Después comenzará su viaje de regreso de 10.500 años a los confines del sistema solar. "La última vez que Sedna fue vista tan cerca del Sol, la Tierra estaba saliendo apenas de la última era glacial.
La próxima vez que regrese, el mundo puede ser un lugar completamente diferente", dice Brown

nuestra galaxia se esta hacercando a nuestra hermana la galaxia andromeda y ba hacer un choque que creara una mega-galaxia


sorprendente







La suerte ya está echada: ahora mismo, nuestra querida Vía Láctea se está acercando a toda velocidad a su hermana mayor, la gigantesca galaxia Andrómeda. Y según revela una flamante investigación, el choque será inevitable. De todos modos, no es para salir corriendo a los gritos anunciando el fin del mundo, porque las distancias intergalácticas son tan enormes, que el sensacional encuentro recién ocurrirá dentro de miles de millones de años. Es más: si por entonces queda alguien vivo en este planeta, no habrá mucho que temer, porque más que una colisión, será una lenta danza gravitacional que culminaría con una fusión espectacular, provocando el nacimiento de una mega-galaxia. En cierto modo, la Vía Láctea y Andrómeda son galaxias hermanas, dos enormes espirales formadas por cientos de miles de millones de estrellas. En estos momentos, la Vía Láctea y Andrómeda están muy alejadas entre sí (a casi 3 millones de años luz). Pero se están acercando, porque están ligadas gravitacionalmente. Desde hace tiempo, los astrónomos sospechan que, algún día, las dos hermanas protagonizarán un fenomenal abrazo. Sin embargo, era muy poco lo que se sabía sobre la fecha y las características de este fraternal encuentro galáctico. Y por eso, John Dubinsky, astrónomo de la Universidad de Toronto, Canadá, decidió pedirle ayuda a una supercomputadora para modelar todas las características y la evolución del choque entre la Vía Láctea y Andrómeda y justamente científicos de la Universidad de California estaban buscando una prueba verdaderamente exigente para su flamante Blue Horizon, uno de los cerebros electrónicos más veloces del mundo. Hace poco, Dubinsky cargó a la máquina con toneladas de datos, y la dejó trabajar tranquila... ¡durante 4 días! (eso da una idea del volumen de información que hubo que procesar). Y bien, a continuación el ansiado resultado, una suerte de película futurista que, hasta ahora, es el más acabado estudio sobre el destino final de nuestra galaxia. El nacimiento de Via Andromeda Según parece, la Vía Láctea y Andrómeda se están acercando a la friolera de 500.000 km./hora. Pero como están a casi 3 millones de años luz de distancia, recién se rozarán dentro de 3 mil millones de años. Con el correr de los milenios, ambas galaxias comenzarían a conglutinarse (suena feo, pero ésa es la palabra correcta). Y al revés de lo que podría pensarse, se traspasarían la una a la otra, sin que prácticamente ninguna de las estrellas de una chocara con las de la otra (las distancias entre las estrellas son tan enormes, que hay lugar de sobra para que muchas otras transiten sin problemas). Eso sí: habría notables interacciones gravitacionales, que originarían continuas corrientes de estrellas que irían de un lugar a otro. De a poco, y luego de cientos de millones de años, ambas galaxias irían perdiendo sus espiraladas formas iniciales, fundiéndose en un monstruo bastante elíptico, al que podríamos bautizar Vía Andrómeda, por ponerle algún nombre claro. ¿Y qué pasaría con el Sol y nuestro planeta? Según Dubinsky, lo más probable es que nuestra estrella salga disparada hacia los bordes de la nueva galaxia, o bien, hacia sus partes más internas. “La Tierra continuará en su órbita casi circular alrededor del Sol –dice el investigador– porque la gravedad solar será más fuerte que el tirón gravitacional de las otras estrellas”. De todos modos, en esa época, el Sol ya será una estrella muy vieja, a punto de morir. Si la humanidad todavía sobrevive, será el momento justo para hacer las valijas, y mandarse a mudar. Pero ésa ya es otra historia.